Entender el movimiento de la vida, en sus ciclos, los tiempos de la naturaleza, del bio verso, de lo que ofrece la Pachamama y los astros nos ayuda a integrarnos en el espacio vital que habitamos.
Está claro que la rutina actual, la velocidad con la que se mueve la sociedad, nuestros trabajos y el quehacer diario nos alejan cada vez más de esa comprensión y a medida que más nos metemos en esa vorágine perdemos el contacto con kala (el tiempo).
El tiempo que es cíclico y para nada lineal sino más bien circular, espiralado y ascendente en la visión evolutiva del aprendizaje.
Las consecuencias de seguir un tiempo lineal como lo propone la modernidad es perder el contacto con el ritmo circadiano, que hace referencia a nuestros propios cuerpos conectados con la naturaleza, con los ritmos de luz y oscuridad, con los ritmos hormonales, de trabajo mental efectivo, de descanso para recomponer, regenerar, curar y reparar que tienen nuestras células, el ciclo biológico de krebs ( la labor incansable de cada mitocondria para que tu energía sea eficiente y efectiva).
Ya decía esa ley que como es arriba es abajo, tu agni ( fuego digestivo) será más propicio cuando el sol esté sobre tu cabeza, que la luna nos traerá la energía del agua que aplaca y calma para ir al sueño, y que cada eclipse te traerá un recambio de energía para soltar, transfórmate y renacer.
Otra ley decía que como es adentro es afuera y que los opuestos son complementarios. Por eso busca afuera el equilibrio en las estaciones, acoplándose a ellas, lo que te dona la madre tierra en cada estación es lo que necesitas para afrontar las temperaturas, los vientos y las sequías o humedades.
Sabes que tienes cerca ? Cuales son las bondades que te ofrece la vida en tu territorio?
La globalización, la colonización han llevado a que incorporamos frutas y verduras hasta animales de otros suelos, que convirtamos la biodiversidad en una forma virtual de alimentarnos con alimentos que pasan días y meses refrigerados, a tratamientos de los cultivos con agrotóxicos, a que intentemos nutrirnos (sin resultado y con muchas consecuencias nefastas) de diversas maneras con alimentos que recorren miles de kilómetros para llegar a nuestro plato sin importar el tiempo, espacio y las reservas; ni hablar de las consecuencias ecológicas de eso.
Además de rutinas de facilidad, rapidez y pérdida de nutrientes en el camino, estamos perdiendo: en la economía circular de manos que laboran la tierra cerca nuestro, de nuestros hermanos, perdemos la conexión con las reservas naturales que tenemos introduciendo especies que pueden ser hasta contraproducentes en suelos no autóctonos.
La salud humana no solo es salud propia, también hay una relación directa con la salud del planeta.
El ritmo es la clave...
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